Hay historias que no necesitan cientos de páginas para dejarte una sensación inquietante en el cuerpo. El pueblo de la bruma es una de ellas.
Laura Montalbán vuelve a demostrar su capacidad para atrapar al lector desde la primera línea y no soltarlo hasta el final. En esta ocasión, nos sumerge en una historia breve pero cargada de atmósfera, en la que un faro maldito, una deuda pendiente y un hombre marcado por la pérdida se entrelazan en un relato que parece susurrar desde la niebla.
Matteo Sagasti, el protagonista, vive atormentado por las pesadillas que lo arrastran una y otra vez al mismo lugar: un faro que parece esconder las respuestas a su dolor. La autora consigue transmitir con gran sensibilidad el duelo, la desesperación y la búsqueda de redención, envolviéndolo todo en un halo de misterio sobrenatural que te mantiene expectante hasta el último párrafo.
Aunque apenas son cincuenta páginas, El pueblo de la bruma se siente completo. Cada palabra cuenta, cada imagen pesa. Y cuando cierras el libro, te queda esa sensación de haber presenciado algo que no comprendes del todo… pero que te acompaña igual.
Si necesitas una lectura corta entre novelas extensas, pero no quieres renunciar a la emoción, la intriga y ese toque inquietante que caracteriza a Laura, este relato es una apuesta segura.
Laura Montalbán vuelve a demostrar su capacidad para atrapar al lector desde la primera línea y no soltarlo hasta el final. En esta ocasión, nos sumerge en una historia breve pero cargada de atmósfera, en la que un faro maldito, una deuda pendiente y un hombre marcado por la pérdida se entrelazan en un relato que parece susurrar desde la niebla.
Matteo Sagasti, el protagonista, vive atormentado por las pesadillas que lo arrastran una y otra vez al mismo lugar: un faro que parece esconder las respuestas a su dolor. La autora consigue transmitir con gran sensibilidad el duelo, la desesperación y la búsqueda de redención, envolviéndolo todo en un halo de misterio sobrenatural que te mantiene expectante hasta el último párrafo.
Aunque apenas son cincuenta páginas, El pueblo de la bruma se siente completo. Cada palabra cuenta, cada imagen pesa. Y cuando cierras el libro, te queda esa sensación de haber presenciado algo que no comprendes del todo… pero que te acompaña igual.
Si necesitas una lectura corta entre novelas extensas, pero no quieres renunciar a la emoción, la intriga y ese toque inquietante que caracteriza a Laura, este relato es una apuesta segura.
🔮 Recomendado para quienes disfrutan de los misterios con tintes paranormales, los escenarios cargados de simbolismo y las historias que, aunque breves, dejan huella.